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Sra. Eulàlia

“La tarea del farmacéutico es excelente pero poco reconocida”

3 de noviembre de 2022

La Dra. Eulàlia Vidal imparte clase en el grado en Farmacia IQS-Blanquerna y en el grado en Nutrición Humana y Dietética Blanquerna-URL.

Su experiencia como farmacéutica (UB) especializada en nutrición (máster en Nutrición y Calidad de los Alimentos), una de las cuatro menciones del grado en Farmacia, la han convertido en una excelente comunicadora para educar a la población en hábitos saludables. Ha colaborado en programas de televisión y radio y actualmente asesora a diferentes organismos públicos y empresas como Ametller Origen. Su pasión por el deporte la llevó a hacer la tesis doctoral (Calidad de la dieta en jugadores de baloncesto amateurs en la ciudad de Barcelona) sobre los hábitos alimenticios de deportistas de baloncesto con el objetivo de concienciar de la importancia de una buena alimentación para el rendimiento deportivo.


¿Por qué estudió Farmacia?
Mi primera opción no era Farmacia, era Medicina, pero como que no pude acceder, la opción de Farmacia la encontré atractiva no solo por el hecho de ser una carrera de ciencias/salud, también había un vínculo familiar y en el momento de valorar las salidas profesionales me pareció que se abrían muchas más puertas que no en Medicina; tenía la opción de ir a la industria, de vincularme con la clínica, también a la farmacia comunitaria. Fue acabar el primer año y ya tenía claro lo que quería continuar haciendo.

Y empezó trabajando en una oficina de farmacia...
Cuando empecé la carrera, ya hacía un año que estaba trabajando en una farmacia en Barcelona, una farmacia de barrio, pero muy activa. Hacíamos de todo, ortopedia, fórmulas, dermofarmacia, homeopatía. Siempre estaba aprendiendo y lo mejor era poder hacer aquello que siempre me había gustado: la atención al público dentro del mundo de la salud. Pero con el tiempo algunas farmacias de Barcelona dejaron de hacer fórmulas, por ejemplo, la farmacia en la cual trabajaba. También es cierto que hay mucho trabajo de gestión y al final lo que menos hacía era estar en el mostrador atendiendo y haciendo aquello que más me gustaba.

¿Y por eso cambió?
Hacía dieciocho años que trabajaba y mi rol había cambiado. Otro de los motivos fue que una de las especializaciones que más me gustaba, la nutrición, era muy difícil de ponerla en práctica en la farmacia, a pesar de que hice un posgrado en Alimentación y Nutrición; no había un espacio para hacerlo, ni tiempo, incluso había un tema normativo que no permitía hacer este tipo de asesoramiento en la farmacia. Estas competencias correspondían a los dietistas-nutricionistas.

Se desconoce mucho el papel del farmacéutico como educador en salud...
El rol del farmacéutico como agente sanitario es conocido y es evidente, pero dentro de este rol es cierto que también tenemos el de ser educadores sobre salud. La tarea del farmacéutico es excelente pero poco reconocida. Ha evolucionado y ha cambiado mucho; entre estos cambios hay la participación en actividades de promoción de la salud, la organización de acciones encaminadas a la prevención de enfermedades, etc. Yo hace años que ya no estoy trabajando en una oficina de farmacia, pero tengo compañeras que han habilitado espacios en sus propias farmacias para hacer pequeños talleres con el objetivo de promover estilos de vida saludables, como llevar a cabo una alimentación equilibrada. Dentro del listado de competencias del farmacéutico, hay la de gestionar estrategias poblacionales sobre asesoramiento nutricional. El farmacéutico hace muchas tareas, es un agente muy próximo a la población, pero todas estas tareas tienen que estar no solo reconocidas, deben estar también remuneradas.

Después de hacer el posgrado en Nutrición entra en Blanquerna a dar clases en el grado en Nutrición Humana y Dietética.
Mi primer contacto con la universidad como docente fue importante, hacía un seminario, y en poco tiempo fui incorporando una parte de gestión y más docencia. Todo un reto, pero estoy contenta de haber hecho el cambio.

El tema de la nutrición ha adquirido una importancia social grande. ¿Realmente lo estamos haciendo bien? Quiero decir alimentarnos, las dietas, la prevención en salud...
Hay de todo, lo que sí que puedo decirte es que no habíamos tenido nunca tanta seguridad sobre lo que es una alimentación saludable; en ningún momento lo tenemos que ver como una alimentación estricta, limitada, ni mucho menos. Pero también es cierto que algo no estamos haciendo bien, porque las cifras de patologías derivadas de malos hábitos alimentarios, como puede ser la obesidad, diabetes, entre otros, continúan creciendo. Mira, esta mañana he tenido una reunión con un grupo de expertos del Departamento de Seguridad Alimentaria de la Generalitat por un tema relacionado con la seguridad alimentaria. Les comentaba que es una lástima porque las instituciones y los organismos oficiales tienen información muy fiable, clara y muy direccionada de lo que es comer bien. El problema es cómo se tiene que comunicar y quién lo hace. La respuesta no la tengo, pero sí que sabemos que los canales de comunicación que la población utiliza para informarse sobre temas de alimentación muchas veces no son los correctos. También es cierto que, tanto en el ámbito clínico como asistencial, sobre temas de alimentación, todo el mundo habla el mismo idioma y un buen canal también tiene que ser la farmacia; es un lugar accesible para toda la población y al que puedes acceder en cualquier momento. Pienso que la farmacia es una herramienta clave, junto a los dietistas-nutricionistas, para poder abordar esta situación.

¿Quiere decir que hay que regularlo? ¿O entramos en el terreno del intrusismo profesional?
No, no, los dietistas-nutricionistas hacen muy buen trabajo y son ellos los que tienen esta competencia, pero lo que yo propondría sería un trabajo de equipo; ya pasa con otras especialidades. Los farmacéuticos disponen de protocolos de actuación: por ejemplo, ante una consulta y después de haber hecho una serie de preguntas, el farmacéutico tiene suficiente conocimiento por saber si puede resolver aquella situación o bien lo tiene que derivar al médico. Con la nutrición pasaría algo similar porque, ¿cuántas veces la dispensación del medicamento se podría acompañar de un consejo sobre alimentación? Para mí un dietista es como un especialista, y una cosa es prescribir un tratamiento, y el otro es hacer un asesoramiento.

¿Mejoraría la situación? La gente, en general, ¿se alimentaría mejor?
Estoy segura de que, si siguieran los consejos de un dietista-nutricionista, está claro que la gente se alimentaría mejor, pero el problema es más profundo. De entrada, no todo el mundo puede permitirse ir a la visita de un dietista-nutricionista, por lo tanto, este tendría que ser una pieza clave en los hábitos de la comunidad. Pero la realidad es muy diferente porque a veces pienso que parte de la población sigue más los consejos que puede dar cualquier persona no especializada a través de las redes sociales que los que dicen los profesionales de la salud. La información la tienen, la población sabe que hay que comer fruta, verduras, pez, carne, huevos, reducir los azúcares, las grasas, los ultraprocesados, hace años que lo estamos diciendo. También falta, a veces, cierta voluntad individual.

Hizo su tesis doctoral sobre alimentación y deporte. ¿Por qué?
El campo de la nutrición es muy amplio y, en aquel momento, una de las cosas que a mí me apasionaban era el deporte. Quería explorar la relación entre alimentación y deporte y lo hice con cuatrocientos deportistas de baloncesto. El objetivo era ver qué comían y bebían antes, durante y después de entrenar. Fue un estudio observacional, sin ningún tipo de intervención, pero que respondía a una curiosidad que tenía.

¿Y qué concluyó?
Observamos cosas interesantes: por ejemplo, que pueden hacer dos horas de ejercicio y no beber ni una gota de agua, la carencia de proteína cuando les hace falta... Mi objetivo no era tanto destacar estas conclusiones obvias, sino poner sobre la mesa la precariedad de estos colectivos de deportistas que por el hecho de no ser profesionales están un poco desamparados. Cuando te dedicas al deporte de alto nivel profesional, todas las recomendaciones y atenciones son pocas; en la mayoría de los casos hay un asesoramiento sobro temas de alimentación, pero este otro tipo de deportistas que está federado no tiene un asesoramiento en cuanto a la nutrición. Y quería mostrar a la Federación que estos equipos no son profesionales, pero entrenan muchas horas sin ningún tipo de apoyo nutricional.

¿Es grave?
No es grave en cuanto a enfermedad, pero sí que afecta al rendimiento. Está demostrado que la persona que no sigue unas pautas de alimentación tiene un rendimiento bajo. Cuando tú comentas esto lo primero que te dicen es "pero Michael Jordan comía donuts y mira si era bueno", pero lo cierto es que Jordan no comía donuts, esto es una información falsa a la cual la gente se coge para justificar que, si no lo hace bien, no pasa nada.

Imparte clase en el grado de Farmacia, además de los seminarios de primero y segundo, hace una asignatura con un nombre curioso para los que no somos científicos: Bromatología...
Es una de las asignaturas atractivas de la carrera. La hacen en tercero después de dos años de hacer mucha química y física, entonces entran en el mundo de los alimentos. La bromatología es la ciencia que estudia los alimentos desde diferentes perspectivas, como son desde el punto de vista organoléptico, su composición, sus parámetros de calidad, entre otros aspectos. Tienen que saber qué les pasa a los alimentos cuando se los somete a diferentes tratamientos, cuál es la mejor manera de conservar un alimento para que no haya toxiinfecciones alimentarias y de mantener el valor nutricional, incluso se estudia como puede variar su composición cuando se los somete a diferentes procesos tecnológicos.

El otro gran tema es qué comemos, la calidad de qué y cómo comemos.
Hoy en día, y gracias a toda la evidencia científica de la que disponemos, podemos concluir que una alimentación rica en alimentos de origen vegetal (hortalizas, frutas, legumbres, frutos secos, semillas) con un consumo moderado de carne, huevos y pez, sin perder de vista nuestro tesoro, el aceite de oliva, y con el agua como bebida principal, es una buena opción para llevar una alimentación saludable. Pero lo que realmente está triunfando son los productos procesados, o mejor dicho ultraprocesados, con un gran contenido en grasa, sal y azúcares, y que tienen una relación muy directa con muchas patologías. Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones estos alimentos tienen un precio más asequible que los alimentos frescos. Hay que hacer todavía mucho trabajo, y lo podemos hacer, porque disponemos de muy buenos profesionales de la salud.

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