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José Sánchez Malagón

Josep Sánchez: “El profesorado sabe que como docentes y como institución, tenemos un deber: dejar un mundo mejor a la gente que viene detrás”

3 de mayo de 2023

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El doctor José Sánchez Malagón, profesor en la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte en Blanquerna-URL, es el encargado de coordinar la oficina de la Agenda 2030 de su facultad.

Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) son un llamamiento para difundir y proponer soluciones a problemáticas mundiales. En 2015, todos los Estados Miembro de las Naciones Unidas definieron 17 objetivos con el propósito de lograrlos en 15 años. El informe publicado en 2022 por las Naciones Unidas coincide en que la COVID-19 y las guerras han desacelerado, y en algunos casos han generado retrocesos, en la evolución favorable de estos objetivos.

¿Cómo explicaría a una estudiante -de cuarto de la ESO- qué son los ODS y cuál es su importancia?

Le diría que son unos retos personales y comunitarios por los cuales debemos trabajar para conseguir un planeta sostenible. Y para construir una sociedad donde todas las personas puedan tener las mismas oportunidades y recursos para desarrollarse individual y colectivamente, con independencia de su condición.

Según su criterio, ¿cuál es el más importante o el que hay que lograr antes?

Personalmente, diferenciaría el que es crítico del que interesa lograr antes, a corto plazo. En relación con la urgencia de logro a corto plazo, considero que podrían ser los que se refieren a la Acción Climática (ODS 13), Hambre Cero (ODS 2) y Agua Limpia y Saneamiento (ODS 6) y Educación de Calidad (ODS 4). Es difícil decir cuál es el más relevante porque muchos de ellos están interconectados y, dependiendo del entorno y/o ámbito geográfico en que nos encontramos, el grado de importancia puede variar. Una de las claves está en encontrar el equilibrio adecuado para que la suma de las diferentes actuaciones, en lo que se refiere a la diversidad y complejidad de entornos y ámbitos geográficos, logre el mayor éxito posible de los 17 ODS.

¿Se pueden aplicar todos ellos en cualquier lugar del mundo, desde un pueblo de 200 habitantes hasta una gran ciudad?

Yo no diría aplicar, posiblemente sí que nos los podemos plantear en cualquier zona geográfica, puesto que los ODS son muy transversales. Es evidente, pero, que las características del entorno nos pueden determinar la lógica de las acciones para lograr un objetivo, el grado de logro del mismo y su temporalidad.

¿Piensa que los países de la Unión Europea se están tomando seriamente la incorporación de los ODS en sus políticas?

Quiero creer que sí, y evidentemente las acciones y esfuerzos que se hacen para sensibilizarnos al respeto y ofreciendo ayudas económicas a instituciones para trabajar en la línea de los ODS así lo demuestra. Otra cuestión es que el cumplimiento de la Agenda 2030 implique incomodidades y/o problemáticas a algunos países. Esto provoca resistencias que pueden dificultar o condicionar algunas políticas de la Unión Europea.

¿Cuál es el país que más comprometido está con los objetivos?

Esta información se puede consultar en Sustainable Development report donde se especifica el grado de logro de los diferentes objetivos de 193 países año tras año. Según el Sustainable Development report 2022, los países que obtienen mejor puntuación sobre 100 son Finlandia, Dinamarca y Suecia. Por otro lado, encontramos a la cola Chad, República Centroafricana y Sudán del Sur. Hay que decir también que hay países que todavía no tienen puntuación, y que España se encuentra en la posición 22, concretamente.

Hay países que están todavía lejos lograr muchos de estos objetivos, ¿cuál podría ser el papel de los que sí que lo hacen para ayudarlos? ¿O es competencia de cada uno?

Dependiendo del país tiene más o menos incidencia el hecho que no esté logrando estos objetivos. Como China o India, que por volumen demográfico tienen unas incidencias importantes.

Cada país tiene su competencia y recursos, pero como los ODS son tan transversales y tienen afectaciones a escala mundial -sean de forma directa o indirecta- el resto de países tendrán que ir subiendo a este carro. Sí que es verdad que hay países empobrecidos que no tienen recursos. De hecho, en los rankings no salen ni indexados. El papel de los países que sí que están logrando objetivos tiene que ser ayudar, no presionar al país que no tiene los medios. Se tendrá que mirar país por país cuál es su situación, si tiene voluntad política y si tiene los recursos para implementar los ODS.

¿Quién tiene que incorporar antes los cambios para lograr los ODS, las grandes empresas e instituciones, o los ciudadanos?

Todos de forma coordinada. A veces se tiene la sensación que se nos culpabiliza, a los ciudadanos de cosas de las cuales no somos responsables. Por otro lado, sí que hay grandes empresas culpables de las cosas que nos están pasando. Aquí en medio, está la política, que es quien tendría que vehicular estos dos factores: no sometiéndose a la presión de las grandes empresas y ayudando a los ciudadanos y dándoles facilidades para que puedan ir implementando estos ODS.

¿La juventud está más concienciada con estos objetivos? ¿Por qué?

La concienciación ya está, y cada vez será mayor, puesto que en las escuelas se está trabajando más este tema. Hoy mismo hemos tenido una jornada con estudiantes de primero de educación y me ha gustado la intervención de una alumna. “El problema no es que no estemos concienciados, ya lo estamos, pero que puedo hacer?”. Precisamente, en esta jornada se han presentado los resultados de uno de nuestros estudios y hemos detectado que en los estudiantes de educación, respeto años anteriores, ha habido una evolución favorable sobre el conocimiento de los ODS.

¿Encuentra reticencias entre el profesorado para cumplir o explicar los ODS?

Hablaré también desde mi experiencia personal, cuando empezó todo el tema de la Agenda 2030 y los ODS, etc. parecía que era una operación de marketing. Sí que es verdad, que había gente que también lo veía de este modo y que decía que no lo interpelaba, otros que se implicaban, pero que después de informarse no pensaba que las predicciones fueran acertadas o gente que se frustraba porque la campaña de concienciación no iba acompañada de acciones. En cuanto al colectivo del profesorado, entiendo que todo el mundo está entrando en esta nueva dinámica. Un tanto por ciento muy alto lo entiende, y sabe que se tiene que ir por este camino, pero tiene experiencias diferentes de las cuales puede tener un joven de hoy en día. Pero todo el profesorado sabe que como docentes y como institución, tenemos un deber: dejar un mundo mejor a la gente que viene detrás.

Este año, los Premios Blanquerna Impulsa tienen como ejes centrales tres ODS: “Hambre Cero“, “Educación de Calidad” y “Acción climática”, ¿qué relación tienen entre ellos?

Tienen una gran relación entre si. Si hablamos en el ámbito de la urgencia, podríamos pensar que lo más importante es el de la acción por el clima, porque si no tenemos un entorno donde se pueda sobrevivir, el resto no tiene ningún sentido. Pero si no lo miramos desde este punto de vista, lo que cohesiona mucho es la educación. Si no hay una educación para que la gente los pueda implementar, no sirve de nada. Tenemos que educar y nos tenemos que educar a nosotros mismos respecto de los hábitos y las actitudes que tenemos que incorporar para poder revertir el cambio climático.

¿Cómo se tendrían que explicar y promover los ODS en las escuelas?

Hay proyectos, como el de las Escuelas Vedrunes, que están implementando los ODS desde su intervención docente. En la FPCEE Blanquerna estamos incorporándolos en el Plan Estratégico, esto tiene una incidencia. Pero, tengo la sensación, y hablo desde la posición de padre, que en un primer momento, por la urgencia de la acción climática, de alguna manera a los niños y niñas pequeñas se les está diciendo “¡Eh! ¡Que esto lo tenéis que hacer vosotros!”. Se está asustando el alumnado, y pienso que esta no es la manera. Tendríamos que decir: “tenemos esta situación, nosotros estamos estudiando alternativas, y hay gente pensando, y lo estamos intentando solucionar”. Pero no desde la histeria con la cual a veces lo comunicamos a los menores. Tenemos que intentar hacer que estos alumnos sean activistas, cuanto menos, proactivos, corresponsables al hacer pequeñas cosas. Detecto, a veces, que cargamos la culpa a las nuevas generaciones, cuando ellos no tienen culpa de nada, en todo caso, es culpa nuestra, y esto crea angustia en los alumnos de primaria y bachillerato. Se tiene que tener mucho cuidado.


Existe un término para definirlo: ecoansiedad.

Efectivamente. Hace un par de años tutoricé un TFG de educación que consistía en el análisis de cómo veían los alumnos de primaria, esto del cambio climático. Una parte de la investigación era que ellos expresaran lo que pensaban sobre el tema dibujando, y los dibujos daban miedo: en blanco y negro, con humo… Quizás este no tiene que ser el mensaje, porque si ya te bloquean emocionalmente, no conseguiremos que un alumno sea proactivo.

Pero el miedo también te puede impulsar a hacer cambios.

Sí, pero te puede llevar a hacerlos de forma demasiado impulsiva, o según cómo, te puede bloquear. El miedo es importante, porque activa esta parte de supervivencia, pero lo que no podemos hacer ahora de repente es no vender más coches, dejar de hacer uso del petróleo… El sentido común me dice que todo esto se tendría que hacer de una forma progresiva y que los implicados se deberían coordinaran entre sí.

¿Cuáles son las tareas de la oficina de la Agenda 2030 que usted gestiona?

Hace dos años el equipo deganal tomó la decisión que los ODS se tenían que implementar en el Plan Estratégico. Desde la oficina 2030 hacemos muchas cosas como asistir a las reuniones de la comisión de ODS de la URL, ya que todas las universidades se han comprometido con estos objetivos. Otras de estas acciones son: sensibilizar a la comunidad de esta facultad sobre los ODS, difundir y recoger información para volcarla en reports y la planificación de eventos con instituciones y asociaciones aliadas. Además, durante este curso hemos llevado a cabo 5 semanas sin coches, donde se libera el parking de la facultad, quedando un espacio para la interacción presencial y directa entre el alumnado y la comunidad universitaria a través de varias actividades lúdicas.

¿Cuáles serían las próximas metas que se han marcado?

Nos interesa mucho el tema del mapeo de los estudiantes y del profesorado. Por otro lado, dotar la oficina 2030 de algún recurso más para tener mayor capacidad de actuación. Y crear una hoja de ruta por la incorporación directa de los ODS en cada grado. Además, ampliar y optimizar las relaciones entre instituciones, asociaciones y ONG que abiertamente subscriban la filosofía y los valores de la Agenda 2030.

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