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“Se puede hacer periodismo, y muy bueno, desde las instituciones y las empresas"

“Se puede hacer periodismo, y muy bueno, desde las instituciones y las empresas"

1 de junio de 2021

Entrevista a Patrícia Plaja, profesora de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales y jefa de Comunicación de Mossos d’Esquadra

Una comunicación directa, constante y profesionalmente impecable en las redes durante los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017 hicieron visible su trabajo, pero ya hacía tiempo que Patricia Plaja, jefa de Comunicación de los Mossos, la hacía con pasión y profesionalidad. Aquella tarea durante cinco días dramáticos e intensos le valió reconocimientos y premios, como el de Blanquerna Comunicación. Era la primera vez, en las veinticuatro ediciones de las Jornadas Blanquerna, que el galardón al mejor comunicador del año se daba a una alumni. Actualmente, continúa trabajando como responsable de Comunicación de los Mossos, trabajo que compagina con el de profesora en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL. Habla de periodismo con la misma pasión que cuando llegó a la Facultad.

¿Por qué quiso estudiar periodismo?
Era vocacional, absolutamente. Yo quería escribir, pero no ficción, sino sobre lo que pasaba. Desde los catorce o quince años yo quería trabajar en un diario para escribir los editoriales.

¿Los editoriales? Iba para directora, ya ...
(Ríe) En ese momento no sabía que los editoriales los escribían los directores. Yo quería ver lo que había pasado y luego intentar valorar un poco el porqué. Recuerdo el primer seminario, con el profesor Héctor Borrat, con quien aprendimos un montón de cosas; nos explicó que, en un diario, los editoriales son lo que tiene más peso, aparte de las noticias. Entonces me di cuenta de que me quedaban muchos y muchos años. Afortunadamente, sin embargo, podía hacer otras cosas, como crónicas, salir a la calle, ravalear... No me equivoqué. Yo tenía muy claro que quería ser periodista para escribir y contar lo que pasaba, y creo que, si tuviera que elegir cuál sería mi futuro veinticinco veces, volvería a elegir veinticinco veces periodismo.

¿Qué cree que debe tener la gente que quiere ser periodista?
Te tiene que gustar explicar cosas en el formato y el canal que sea, pero debes tener curiosidad para explicar lo que está pasando y por qué está pasando, y luego quererlo compartir. Existe la idea de que los comunicadores somos personas muy extrovertidas y que nos gusta hablar con todo el mundo, pero eso no es verdad. Yo soy una persona muy reservada a la que le gusta pasar muchísimas horas sola, leyendo y escribiendo, pero sí me gusta que mis reflexiones lleguen, y esto es importante para un periodista.

Y después de una experiencia en el periodismo pasó a la comunicación corporativa, a trabajar con los Mossos.
Sí. Yo nunca habría imaginado que me dedicaría a la comunicación corporativa. A mí, si me preguntan de qué trabajo, digo que de periodista, el hecho es dónde trabajo. Pero algo que no me canso de defender es que se puede hacer periodismo, y muy bueno, desde las instituciones y las empresas. Es decir, centrándome en las instituciones, que es lo que yo trabajo más, los responsables de comunicación debemos ser periodistas porque lo que hacemos es un periodismo al servicio de la ciudadanía.

Hace muchos años, dedicarse a la comunicación corporativa era una especie de traición al periodismo.
Los gabinetes de comunicación no son para hacer propaganda ni para explicar la agenda de no sé qué directivo. Son para explicar hechos interesantes en las noticias. Yo tuve la oportunidad de hacer muchas prácticas, en la Facultad: hice prácticas en TV3, en El Periódico y en El Punt Avui. Y cuando se acabaron las prácticas de El Punt, se me quedaron. Después de un tiempo pasé a la Cadena SER, en Radio Barcelona, ​​concretamente. Hacía información policial y judicial. Desde que salí de la Facultad, después de ver que al menos por el momento no haría editoriales (ríe), tenía claro que quería ser periodista cultural. Pero en El Punt ya me especialicé en policial y judicial, en la SER continué y luego ya pasé a Mossos, donde seguí con el mismo tema.

Esta idea sobre los periodistas que se dedican a la comunicación corporativa ha cambiado.
Sí. Ha cambiado absolutamente. Hubo un momento, que ya hemos superado, en el que los periodistas que lo hacían por vocación y se iban a trabajar a una empresa, institución o un departamento de prensa, lo hacían acomplejados. Hace unos doce años que pasé de Radio Barcelona a Mossos, y lo hice con una excedencia de dos años. Me fui asegurando que volvería, lo decía cada vez, como justificándome a mí misma que no me iba al otro lado del periodismo. Y ahora ya ha pasado, eso. Podemos decir orgullosos y con la cabeza alta que los que trabajamos, aunque no sea en un medio, seguimos siendo periodistas.

¿Cómo vivió el cambio de trabajo?
Entré en 2008 o en 2009, hace muchos años. Claro, las funciones que yo he hecho dentro del cuerpo de Mossos no siempre han sido las mismas. Yo no llegué como jefa de Comunicación, sino como responsable de la comunicación de una región concreta, el área metropolitana sur. Mis competencias eran Hospitalet, el Aeropuerto del Prat... Yo venía de la radio, de la SER, donde lo primero que te dicen es que debes cubrir todo lo que pasa, pero que lo más importante es que saques temas propios. Tenías que entrar en todos los boletines horarios y esto hace que trabajes a contrarreloj todo el día. Pensé que era muy joven y que quizá me había equivocado. Afortunadamente, dentro del cuerpo de Mossos me dijeron que tenían una posición que se adecuaba más a mi perfil. Me pidieron que pasara un mes más en esta posición inicial, pero que pasaría a asumir la responsabilidad de la comunicación de la división de investigación criminal. En la jerga, sin que se pueda malinterpretar, es todo aquello más "peliculero". Lo que se investiga son las grandes organizaciones criminales, el tráfico de drogas, los secuestros, los asesinatos, las extorsiones... Y, claro, cuando hice el cambio, el salto cualitativo fue muy grande y de ahí ya pasé a ser la responsable de Comunicación de todo el servicio.

Y llega el 2017. Un fatídico 17 de agosto...
Sí. Hay algo importante: el año 2017 no hicimos nada tan diferente de lo que ya hacía tiempo que hacíamos en el ámbito de la comunicación del día a día. ¿Qué pasa? Lo que pasa en 2017 es excepcional por la repercusión que tiene en Cataluña y en España, y también a escala internacional. Por lo tanto, el trabajo que realizamos se amplifica y todo el mundo se da cuenta de cómo trabaja el área de Comunicación.

Muchas personas que seguían la cuenta de los Mossos comprobaron que era una fuente muy determinante para saber qué estaba pasando.
Teníamos la credibilidad de ser la fuente oficial y, por los "tempos", el tipo de información que se daba y la forma en que lo hacíamos, tenía todos los elementos. Lo que buscábamos era comunicar que estaba pasando algo muy grave, pero que nosotros, que somos la autoridad competente, lo estábamos trabajando, y que toda aquella información que podíamos facilitar para comprender lo que estaba pasando lo iríamos facilitando. Tenemos una sociedad madura que sabía que hacía tiempo que estábamos en un nivel de alerta 4 sobre 5, y los que leíamos más prensa o mirábamos los informativos sabíamos que, desde hacía dos años, los países de nuestro entorno (París, Bruselas) también estaban siendo víctimas de atentados. Yo no tenía información privilegiada, y el cuerpo, evidentemente, no sabía cuando habría un atentado, pero todos, como ciudadanos, sabíamos que había muchas posibilidades de que esto pasara y por eso estábamos entrenados para dar esta información y que la gente la pudiera interpretar y digerir como tocaba. En la cuenta oficial lo fuimos contando desde el minuto 0, es decir, 10 minutos después del atentado hasta que terminó el operativo.

Esto era el 17 de agosto. ¿Usted dónde estaba?
Yo estaba de vacaciones y me avisaron justo en el momento en el que pasaba. Por casualidad, tenía el teléfono en las manos en ese momento, porque estaba haciendo una fotografía. Se hizo muy bien, pero siempre hay un factor de suerte en la comunicación de crisis. La palabra suerte, hablando de atentados, no es la más acertada, pero quiero decir que hay un elemento que no depende de ti. Si, en lugar de llamarme en el momento en que estaba haciendo la fotografía, me hubieran llamado diez minutos antes y yo hubiera estado en la piscina, en mis vacaciones de verano, y no hubiera mirado el móvil hasta las seis de la tarde, todo habría ido con una hora de retraso, y eso quiere decir que no habrían sido los Mossos los que hubieran avisado de lo que pasaba, sino los medios del resto del estado, que habrían dado una información no contrastada, ni verificada. Pasa lo mismo en la gestión de la emergencia: hay ambulancias que tardan tres minutos o trece, depende del tráfico o de otros factores. Estas cosas pasan y no dependen sólo del conductor de la ambulancia. En este caso, se alinearon todos los astros, es verdad. Todo esto a veces pasa en negativo, pero también hay veces que pasa en positivo. Hay cosas que a veces no dependen de ti.

¿Era consciente de la importancia de lo que hicieron? Después recibieron muchos elogios y premios.
No era consciente, en ese momento, porque no tenía precedentes. Si ahora volviera a pasar, que esperamos que no, la presión sería mucho mayor que la que tenía en ese momento. Fueron cinco días sin parar, en el que todos estos elogios no me llegaban. Cuando ocurre algo así, estás tan concentrado en el trabajo que no tienes tiempo de nada más. A posteriori sí, evidentemente. Lo que sí he aprendido es que los elogios gustan mucho y que las críticas hacen daño, sobre todo en las redes; deberíamos hacer los sordos, pero todos somos personas. He recibido muchos elogios, pero a veces la gente no es consciente ni de lo que felicita ni de lo que critica, porque yo sigo a Mossos y no hay día o semana en la que no haya un comentario a alguna publicación nuestra que diga: " como se nota que no está la responsable de comunicación del 17A ". Y soy la misma persona. Entonces es que tal vez no lo hicimos tan bien, en ese momento, y que ahora no lo hacemos tan mal.

¿Cuándo toma conciencia de la importancia del trabajo que hicieron?
Tomo conciencia de la magnitud de lo que gestionamos, sobre todo en estas épocas del año, desde el inicio del curso escolar 2017-2018. Este año ha habido diez estudiantes que han hecho el trabajo de grado individual sobre la comunicación policial en Cataluña. Y eso es este año, pero me encontré el año pasado y el anterior... Como mínimo, cada año hay una decena de estudiantes que hacen el trabajo al respecto. Y aquí es cuando te das cuenta que no es un comentario en Twitter, sino que son estudiantes que van acompañados de un profesor, y eso te hace sentir muy orgullosa, porque te das cuenta que sirve para algo más importante.

Hablando de la comunicación de crisis. ¿Qué es lo que ha fallado en la comunicación sobre la pandemia? ¿Qué no se ha hecho bien?
Aquí hay que tener en cuenta algo muy importante. En el tema de los atentados hay factores que ayudan, como tener el teléfono en la mano, pero hay otro que son los "tempos". Un atentado tiene un planteamiento, un nudo y un desenlace clarísimo. Y en cinco días, excepto el dolor de las víctimas y el juicio, que viene a posteriori, policial y narrativamente, acaba. Tú estás contando un problema y el desenlace, eso te ayuda mucho. La pandemia, sin embargo, tiene un rasgo muy importante y un condicionante que lo hace muy difícil: la duración de esta comunicación. ¡Hace un año y medio que hacemos la misma comunicación de crisis! Además, la duración es completamente incierta y no puedes ni aproximarla en el tiempo. La comunicación de crisis tiene esta característica, que es incierta, pero lo que estamos viviendo ya no es una crisis a escala catalana o española, es una catástrofe mundial. Por ello, el concepto de comunicación de crisis casi queda corto. Esto es lo que lo hace tan difícil: que sea tan largo, y también que haya tantos agentes gestionando, porque, si hay una institución madre y dos o tres satélites juntos, nos sentamos y lo coordinamos, pero hay tanta gente implicada que no hemos sido capaces de hacer una comunicación única para que el ciudadano reciba un solo impacto relacionado con lo que está viviendo. Esto es lo que lo ha hecho más difícil.

¿Qué consecuencias tiene este desconcierto y este cansancio?
Lo más preocupante es que la ciudadanía no sea capaz de identificar claramente cuál es la fuente de referencia de toda la información respecto a la COVID-19. Es muy fácil hacer una crítica, pero yo creo que Fernando Simón ha sido un muy buen portavoz, ha hecho una muy buena comunicación de crisis y cuando ha empezado a recibir palos ha sido por derivas políticas. La gente que lo ha criticado lo ha hecho porque no se ha parado a analizar qué tipo de comunicación ha hecho, sino con quien se le asocia desde el punto de vista político. Él, lo que ha hecho ha sido hablar muy claro, que esto es básico. Además, es un científico: cada vez que consideró que había una información que no era correcta, la matizó al momento, pero sobre el que no ha podido avanzar dijo "yo eso no lo sé", o "yo creo que... ", pero esto es una opinión y, por tanto, no es una afirmación científica. Ahora, si sacamos de contexto sus frases, es evidente. Podemos hundirlo si eso es lo que se busca. Tenemos Fernando Simón, el doctor Argimon...

El doctor Argimon aportó una cierta tranquilidad como portavoz.
Es un gran portavoz, y más en esta materia, pero también podríamos decir diez más que han salido a hablar de la COVID-19. P¿ara quien lo debemos parar todo para escucharlo? Esto es muy necesario en la comunicación de crisis. Quién nos dará la información de servicio y quién de contexto? Hay tantas comparecencias de tantos estamentos diferentes que a un sector de la gente le es más fácil leer lo que sale en Facebook y creer que tiene la misma importancia y credibilidad que los portavoces oficiales...

Usted imparte una asignatura en Blanquerna de comunicación, identidad y cultura corporativa. ¿Cómo vive la docencia universitaria?
Me gusta muchísimo, nunca había hecho antes y me gusta mucho porque supone tratar muchos temas diferentes que no trato durante mi día a día laboral de policía. Las clases son de comunicación corporativa, pero las adaptas absolutamente a lo que ocurre en la realidad. Cada día hablamos de la noticia del día y a partir de ahí empezamos la clase. Normalmente estamos de acuerdo, pero hay días que no, que unos consideran que la noticia del día es una y los otros, otra. Se produce un debate interesante. La noticia del día la relacionamos con la comunicación corporativa. Por ejemplo, ¿cómo creemos que se ha informado de la reunión entre Juntos e Izquierda? Lo sabemos porque hay un comunicado conjunto de ambas formaciones. Analizamos el trabajo de los jefes de prensa y todo lo que se deriva.

¿Cree que el periodismo tiene futuro?
Sí, y no lo digo desde una vertiente romántica. No es tanto un deseo como una realidad. Yo creo que sí. Evidentemente, no es el periodismo que estudiaste tú ni el que estudié yo. O quizá sí que es lo que estudiamos, pero no es lo que conocimos al salir de la Facultad. Pero claro, que tiene futuro, aunque de una manera diferente. Tiene salidas laborales que ni existían y seguro que ahora hay una serie de puestos de trabajo que existirán dentro de cinco años y que quizás todavía no se han creado. Desde los podcasts hasta el contenido multimedia, y todo lo que se necesita para redes sociales, o periodistas especializados en comunicación corporativa digital. Tanto es, el periodismo no morirá. Es la historia que hemos oído tantas veces de la desaparición de los diarios en papel. Están mutando, sí, están cambiando, también, que dentro de diez años no habrá los que hay ahora, sí. Pero no desaparecerán, y el periodista, tampoco.

Los tiempos cambian y los profesionales deben adaptarse.
Yo siempre hago un símil muy drástico: los que estudiaban Comunicación Audiovisual explicaban cómo les costaría ser directores de cine y dirigir películas, las dificultades que pasaba el sector, etc. Más dificultades que las que hay ahora con la COVID-19, con las salas cerradas, imposible. Pero desde hace seis años se les ha abierto una ventana que no existía: las plataformas digitales. Se está creando contenido audiovisual a un ritmo sin precedentes. Y la mayoría de mis compañeros están trabajando como nunca, porque cada semana se hacen series en Amazon, en Netflix... En periodismo pasa lo mismo extrapolado al ámbito digital. Antes terminabas y podías entrar de responsable de comunicación de una gran empresa o los cinco diarios que conocíamos; ahora, no. ¿Cuántos medios digitales tenemos? Ya no periódicos, sino podcasts, Twitch, redes sociales, creación de contenidos para empresas... muchísimos.

Fotografía: Genís Carrillo

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