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"Los que enseñamos periodismo debemos seguir insistiendo en que se deben contrastar las informaciones y en el respeto a las personas"

"Los que enseñamos periodismo debemos seguir insistiendo en que se deben contrastar las informaciones y en el respeto a las personas"

6 de noviembre de 2018

El profesor Pere Franch es periodista y doctor por la Universidad Ramon Llull, imparte clase en los grados de Periodismo y Relaciones Internacionales y dirige el máster de Periodismo Internacional de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL. Acaba de publicar el libro La falacia de la libertad. Cómo los presidentes Norteamericanos justifican la guerra en super discurso, una versión en castellano revisada y ampliada del libro La guerra desde el despacho oval, que en 2013 ganó el premio Josep Vallverdú de ensayo.

También ha publicado varios artículos científicos en revistas como Language and Literature, American Behavioral Scientist, Journal of Media and Religion, El profesional de la información, Estudios sobre el mensaje periodístico, Investigación bibliotecológica, ZER-Revista de Estudios de Comunicación, adComunica y Trípodos. Como periodista, ha trabajado en radio y prensa escrita en la cobertura de la información internacional para medios como Cadena 13, COM Radio, la revista El Temps y los diarios El Observador y Avui -del que también fue corresponsal en Nueva York.

¿Qué novedad aporta este libro?
En el primer ensayo me limité a comparar como los presidentes estadounidenses habían explicado Vietnam y la guerra contra el terror, y ahora lo he ampliado y he explicado cómo los presidentes han hablado de la guerra, desde después de la Segunda Guerra Mundial hasta a finales del mandato de Obama. Hablo de Truman y la guerra de Corea, de Johnson y Nixon y la guerra de Vietnam, de Reagan y de la guerra de las galaxias y de su intervención en el Líbano y Granada. Hablo de George Bush padre y la guerra del Golfo de 1991, de Clinton, de George Bush hijo y, finalmente, de Obama -estos dos últimos protagonistas de la guerra contra el terror. Hablo de presidentes bajo el mandato de los cuales el país ha estado en guerra. Y, por ejemplo, en el caso de Vietnam, estudio sólo Johnson y Nixon, no trato ni Kennedy ni Eisenhower. Porque si bien Eisenhower y Kennedy enviaron personal militar para asesorar a las fuerzas de Vietnam del Sur, no enviaron tropas a combatir, lo que sí hizo Lyndon B. Johnson.

¿Cómo justifican la guerra, en su discurso, los presidentes estadounidenses? ¿Qué herramientas utilizan?
De cara al contenido ya la argumentación, hay algunas características que son permanentemente, como la defensa de la libertad, el hecho de luchar "para que nuestros hijos vivan en un mundo mejor que nuestro" o el sutil argumento, siempre es presente, de "Dios está al lado de EEUU". Y eso arraiga en el mito del destino manifiesto: "Los inmigrantes que hemos dejado atrás Inglaterra y llegamos a un continente grande y nuevo, en agradecimiento a este regalo que nos ha hecho Dios, nos hemos de convertir en el faro de las naciones libres y democráticas. " Estos argumentos aparecen muy a menudo. Así como "el enemigo es quien provoca la guerra", "nosotros no hemos sido, ha sido el enemigo que con su actitud nos ha provocado", "el enemigo es brutal, bárbaro, incivilizado", "nosotros somos los representantes del mundo moderno, avanzado, del mundo culto, educado, del progreso, en definitiva "o" luchamos en defensa de la libertad y del progreso de la cultura y de la civilización contra la barbarie: el enemigo es bárbaro, brutal, muy violento, muy agresivo ". Estos argumentos aparecen permanentemente a lo largo de toda la historia y también en los discursos que he analizado, que son los que van desde Truman hasta Obama. Y, en cuanto a la manera de explicarlo, sí cambia.

¿Cómo?
A medida que la televisión toma mucho más protagonismo en la forma en que se informa a la población, el tipo de discurso se vuelve más visual, más performativo. No se trata tanto de dar justificaciones o argumentos, sean verdaderos o falsos, sino que, sobre todo, se representa una acción. La importancia de la imagen visual de cara al electorado comienza con Kennedy. Recordaréis el famoso debate con Nixon, en el que Nixon apareció sudoroso, sin afeitar, mal peinado y, en cambio, Kennedy estaba impecable, con una imagen mucho más joven. Se ha documentado que los que escucharon el debate pensaron que la había ganado Nixon, pero los que lo vieron por televisión, dijeron que había ganado Kennedy.

Otro ejemplo de ello es que llegue a ser presidente un actor, y que el carisma sea uno de los valores más relevantes a la hora de ocupar este cargo.
Sí. Reagan dijo que haber hecho de actor le había ayudado mucho a hacer el trabajo que tenía en la Casa Blanca. Y es interesante porque en este aspecto de la representación ante el público no hay diferencia entre republicanos y demócratas. Obama era un maestro en este tipo de discursos más visuales, más escenificados. A los discursos del estado de la unión, los presidentes pueden invitar gente en la tribuna del Congreso, cuando hablan ante la sesión plenaria de la Cámara y el Senado todos juntos. Y desde Reagan se extendió una práctica que es llevar un invitado y presentarlo a la audiencia como la encarnación de lo que se quiere defender, sea el heroísmo, la abnegación o el patriotismo ... Y Obama , en eso, es un maestro. Hablo de un discurso que hizo en 2014, en la que invitó a un militar de Afganistán que había quedado muy malherido y se estaba recuperando; Obama elogió el sacrificio de los soldados que fueron a luchar representando este sacrificio a través de aquel militar. Es la técnica del storytelling, recurrir a una historia personal de algún individuo concreto y real, con nombre y apellidos, para enviar un mensaje. En este caso, con la presencia de un soldado que ha sido malherido como herramienta para elogiar el patriotismo, la abnegación, el servicio a la patria ...

Y con ello se crea el señuelo para que haya un montón de gente que se sienta identificada.
Esto se puede hacer con palabras, dirigiéndote al público exaltando el patriotismo, o se puede hacer además con la representación visual: un hombre, un militar herido de guerra, que, cuando Obama lo presenta y pide un aplauso para él, se levanta con mucha dificultad, lleva el brazo vendado, tiene el rostro desfigurado por las cicatrices y saluda vacilante con la mano izquierda, como puede, los asistentes ...

¿A nuestro electorado se le puede convencer igual que al americano?
Desde el punto de vista de los argumentos, sí. Es decir, el argumento "nosotros vamos a la guerra porque creemos que debemos defender la libertad" sí se podría aplicar. Y, de hecho, cuando en 2003 el Aznar justificaba que España participara en la guerra del Golfo algo ya decía esto: "Tenemos que poner fin a la amenaza terrorista allí para que no tengamos los atentados aquí". Este argumento es el mismo que usaba Bush. En este caso, el atentado vino después, no antes. Pero un poco el argumento sí podría ser trasladable aquí, en el sentido de decir: "Tenemos una amenaza en el exterior que puede provocar consecuencias aquí; para luchar contra estos terroristas que vienen aquí a atentar debemos luchar contra los regímenes que los apoyan allí. " Pero bueno, ya vimos en el 2003 que todo era falso; Irak no apoyaba a Al Qaeda. Lo importante, sin embargo, era la argumentación. En cuanto al método, en cambio, aquí no estamos tan acostumbrados, no nos dejemos deslumbrar tanto por un orador que haga un discurso bien tramado y ligado ni por el hecho de que haya esta representación con palabras tan emotivas, tan épicas. Aquí no funcionaría. Cuando un político hace un discurso con mucha épica, aquí nos lo miramos con un poco más de distancia. Y ahora se me ocurre Pablo Casado, diciendo que la hispanidad es lo mejor que ha pasado a la humanidad. Creo que es otra cultura. En Estados Unidos se valora y agradece sentir un orador que habla bien, con buenas palabras, con mucha épica y haciendo emocionar al público.

Estos presidentes, ¿cómo usan a los periodistas para filtrar estos mensajes?
Los buenos periodistas simplemente cogen un discurso de un presidente y destacan lo que ellos creen que es más destacable. Por lo tanto, yo aquí rompo una lanza a favor del buen periodismo norteamericano. Que hay periodistas que contribuyen a la campaña propagandística ... pueden haber. Pero yo creo que EEUU es un lugar donde hay algunos medios que son independientes y que miran más por la población que por los intereses del líder.

Hay mucha gente que sólo se informa a través de las redes sociales. Aquí el mensaje es directo, no pasa por los periodistas ni por intermediarios.
Este es un terreno mucho más peligroso. En este campo los presidentes y sus redes tienen mucha más capacidad de influir.

¿Esto se está trabajando en el grado en Periodismo? ¿Se aprende a gestionar y contrastar esta información en este nuevo panorama?
Los que enseñamos periodismo debemos seguir insistiendo que se deben contrastar las informaciones. Hace años que lo decimos, desde que se estudia el periodismo, y estos últimos años se insiste más en ello, pero en la práctica diaria los profesionales no siempre lo hacen, y lo vemos todos los días. También debemos insistir en el respeto a las personas. Mucha prudencia. Ser muy conscientes de qué consecuencias tiene publicar algo y de que se busca publicándolo. Yo pienso que es importante contrastar mucho y tener prudencia, respeto, y ser conscientes de las consecuencias que tiene difundir cada cosa.

Siempre ha sido necesario verificar las cosas, pero ahora aún más. A muchos diarios hay departamentos de fact checking.
Aquí esto se podría considerar una nueva figura del periodismo. Cuando yo estudiaba y empecé a trabajar en los medios, estaban los editores, que se dedicaban a revisar fuentes de los textos. Yo estuve en Nueva York de 1988 a 1990, y tenía un compañero que encontró un trabajo de esto. Trabajaba para una revista y su trabajo era comprobar los datos de los artículos que llegaban. Investigaba y lo comprobaba. Llamaba y demostraba que realmente era así. Esto existía ya hace treinta años.

¿Cómo cree que debe ser un periodista actualmente? ¿Qué debe tener en cuenta?
Seré poco original: debe tener mucha curiosidad, muchas ganas de trabajar, mucho rigor, que no se conforme nunca. Que no esté nunca contento, inconformidad al 100%, y que siempre piense que puede hacerlo un poco mejor. Que se informe mucho, que lea mucho, que tenga hambre cultural, que quiera leer, ir al cine, escuchar la radio, ver la televisión, ir al teatro ... Yo exijo que la gente tenga una actitud de rigor, que se ponga el listón muy alto, que tenga rigor personal. Lo resumiría con esta frase: debe sentir inconformidad con su producto y siempre tiene que pensar que se puede hacer mejor. Respeto y conciencia de que lo que se publica tiene muchos efectos pero sin tener miedo de decir la verdad ni de desenmascarar la manipulación.

¿Cuál cree que debe ser la actitud de un periodista internacional en este nuevo panorama de los medios globales?
Ser muy abierto, ser muy consciente de que vivimos en un mundo globalizado, y esto se consigue viajando y trabajando por todo el mundo. Un periodista de temas internacionales debe saber lenguas. Pero cuando tratas un tema te tienes que acercar intentando desprenderte de tus gafas, que lo ven todo desde el punto de vista de tu cultura; todo esto puede ayudar a ser un buen periodista o profesional de las relaciones internacionales.

Usted es profesor del grado en Periodismo y del grado en Relaciones Internacionales y director del Máster en Periodismo Internacional. ¿Cómo ve a los alumnos que apenas deciden dedicarse a ello?
Yo soy optimista y quiero enviar un mensaje positivo. Veo gente preparada y gente entusiasta, que es la mejor calidad de un periodista. En mi experiencia, tanto en el máster como en general en el cuarto curso del grado, con los estudiantes que están a punto de terminar y hacen el seminario de Periodismo Internacional, veo gente con ganas de conocer el mundo, de ir in situ a ver los conflictos de los que hablamos en clase ... al máster hay gente que va a hacer las prácticas fuera, a los diferentes lugares que ofrecemos, y gente que viaja para realizar los trabajos de fin de máster. Esto ha pasado cada año. Este año hay un alumno que ha ido en el norte de Uganda para informar de los campos de refugiados que huyen de Sudán del Sur. También este año, para el trabajo de fin de máster unas chicas viajaron a Marruecos, hicieron un trabajo sobre el papel de la mujer en la Revuelta del Rif y el publicaron en la revista 5W. Pienso que eso es lo que habla más bien de estos estudiantes, que tengan ese entusiasmo y esas ganas de dar todo lo que puedan de sí.

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